Conoce la historia detrás del proyecto

¿Qué se esconde en cada botella?

FInca

Auténtica masía catalana del S.XVII

Baldús es una masía tradicional catalana situada en el corazón del Penedés, que data del S.XVII; la finca ocupa  más de 50 hectáreas. La composición de su suelo y el suave desnivel, de 210m a 240m hacen que sea una zona especialmente indicada para el cultivo de la viña y sobre todo para las tan apreciadas variedades autóctonas: xarel·lo, macabeu y parellada.

Como explotación agraria ha vivido siempre de sus cultivos y viñedos, haciéndose su propio vino.

Puesto que en la zona no abundan las piedras, la casa está hecha mayoritariamente de tapia (arcilla, arena, paja y pequeñas piedras) con paredes muy gruesas que ayudan a resguardarse de los inviernos fríos y los veranos calurosos.

A pesar del paso del tiempo y los constantes cambios, la Masía ha conservado su esencia así como las personas que viven en ella, yendo adaptando y evolucionando: donde antes se cobijaban los caballos, ahora encontramos la oficina y donde antes corrían arriba y abajo las gallinas, ahora tenemos la agrotienda. Años atrás había muchos otros cultivos como: olivos, almendros, forrajes, árboles frutales, cereales y huerta. Hoy en día se puede ver exclusivamente cultivo de viñedo.

Así como muchas masías del Penedès, Baldús tiene un Baluarte, que es un gran patio en frente de la casa donde antiguamente, a los lados, había: los corrales, una zona para guardar las herramientas del campo y el grano, la bodega, la despensa… y así, todo quedaba protegido y cerrado. Aún a día de hoy se conserva el pozo de donde se sacaba el agua de uso diario. Actualmente el baluarte es el punto de encuentro y de recepción de nuestros clientes, familia, amigos y también es el lugar donde se ha incorporado el servicio de Cava Bar.

Historia

Raíces en la tierra: 11 generaciones de tradición vinícola.

Historia

Nuestras raíces

La Masia Baldús ha sido el hogar de muchas generaciones, todas arraigadas a la agricultura. En el año 1688 Josep Jané Mascaró se casa con la heredera de Baldús, Maria Àngels Duran y desde entonces hasta el día de hoy son 11 generaciones de Jané que se han hecho cargo de esta finca, amando y cuidando esta tierra que tanto nos ofrece.

Todas sus generaciones han vivido de los diversos cultivos que han cosechado en esta tierra.

El abuelo Josep Anton Jané Domingo, renovó la finca transformándola mayoritariamente al cultivo de cereales y vid y elaboraba su propio vino que vendía a granel.

Su hijo Josep Anton Jané Santacana es quien se adentra de lleno en el mundo vitivinícola, dedicándose en cuerpo y alma al cultivo exclusivo de viñedos, ampliando la bodega y elaborando distintos tipos de vinos.

Con la ilusión de poder disfrutar y compartir lo que nos brinda esta tierra, a mediados de los años 70 comienza a embotellar su propio vino y a criar su propio cava. Las primeras botellas salen al mercado con el nombre de Familia Jané Solé y se venden a familiares y amigos. La filosofía de este innovador agricultor y productor era poder ofrecer su producto, dando una excelente relación calidad-precio. El éxito del resultado hace aumentar la producción y más adelante la marca pasará a llamarse José Jané Santacana. En 1985, presentamos una segunda marca, Baldús.

Su esposa, Maria Rosa Solé Jané, junto con sus hijos Xavier, Manel y Nati, también se han dedicado a cultivar estos viñedos, elaborar vinos y cavas y dar continuidad a esta empresa conservando la esencia y calidad de sus productos.

Actualmente, Xavier Jané Solé es el encargado de transmitir esta pasión a sus hijos Josep y Ramon, quienes serán la nueva generación que se hará cargo de esta tradición.

Jané Santacana se define en torno a un patrimonio histórico y familiar. La transmisión de conocimientos de las generaciones pasadas y el amor y respeto por el entorno natural es lo que nos hace sentir orgullosos de embotellar esta tradición en la actualidad.

Elaboración

Uno de los secretos que otorga la personalidad única de cada botella.

Elaboración

Método tradicional

Desde mediados de agosto hasta finales de septiembre tiene lugar uno de los momentos más importantes del año, la vendimia, donde se cosechan todas nuestras variedades de uva: macabeo, xarel·lo, parellada y merlot, a las que hemos cuidado todo el año.

Durante este proceso, Xavier Jané, el enólogo, debe tomar decisiones cruciales para determinar las características y la calidad del vino y cava que elaborará.

Una de estas decisiones es la elección del momento óptimo para recolectar la uva, seleccionando el grado adecuado de madurez, asegurando que alcance un excelente equilibrio de acidez y dulzura, que permita la futura conservación y doble fermentación de lo que será el Cava.

Cuando la uva entra en la bodega, realizamos un primer prensado suave para obtener el mosto flor de alta calidad, que utilizaremos como base para todos nuestros vinos y cavas.

Este mosto reposa en nuestras tinas a bajas temperaturas, permitiendo al enólogo tener un mejor y riguroso control de este proceso de fermentación alcohólica, para preservar su esencia aromática y gustativa.

Una vez finalizado el proceso de vinificación, es hora de realizar los diferentes “coupages” o mezclas de los vinos con las diferentes variedades, dando la primera firma de identidad propia a cada producto, asegurando la calidad y continuidad año tras año.

Embotellaremos estos vinos de coupage, colocándolos en el recipiente final, la botella. Durante el tiraje o embotellado, el enólogo añadirá el licor de tiraje (vino base, azúcar y levaduras) para que inicie la segunda fermentación. En este momento, el azúcar añadido se convertirá en alcohol y las levaduras generarán de manera natural el dióxido de carbono.

Las botellas permanecerán en reposo en posición horizontal, en “rima”, en un ambiente oscuro, a temperatura constante entre 11ºC y 15ºC y con un nivel de humedad por encima de un 75%HR, así comienza el tiempo de crianza que permitirá al Cava seguir en contacto con las lías o levaduras, contribuyendo con su efecto a la complejidad aromática y la sensación cremosa final.

Cuando el enólogo considera que el cava está listo para ser consumido, finalizará esta crianza y se realiza el removido, desplazando los sedimentos que deja la levadura hasta el cuello de la botella.

El degüelle es el momento en que destaparemos la botella, eliminando sus sedimentos y rellenaremos la botella que ha perdido parte de líquido, añadiendo lo que llamamos licor de expedición que determinará el tipo final del Cava: Brut Nature, Brut, … A continuación, procederemos a taponar con el corcho y la chapa, la etiquetaremos y ya podrá salir al mercado.